sábado, 12 de noviembre de 2011
La visita inesperada, la casa desordenada y nada para invitar a comer
Recién me levanto y recuerdo perfectamente lo que estaba soñando. Era un sueño angustiante pero sin llegar a ser una pesadilla. Resulta que yo estaba en lo de mi mamá que parece que vivía sola pero era muy joven aún y en el sueño yo sabía que ella estaba enferma, enferma mental.
Estábamos las dos tranquilas hasta que aparece Mario, un amigo mío abogado, era domingo y era justo la hora del almuerzo. Al ver que se quedaba yo decidí que había que invitarlo a quedarse a comer y allí es donde empieza la angustia, porque el gran problema resulta ser que por más que busco y busco mi mamá no tenía nada para hacer de comida, tampoco tenía platos ni cubiertos, o tenía algunos todos mezclados pero en definitiva nada que sirviera, al fin parece que estoy por encontrar algo para hacer unas pastas pero tampoco sirve, mi desesperación iba en aumento al ver a este hombre allí sentado viendo como las únicas dos mujeres de la casa no tenían nada y encima estaba todo desordenado. A pesar de todo él seguía firme allí, ya callado, sin decir una palabra que yo recuerde. Sí recuerdo que abría la alacena y encontraba las cosas más insólitas por ejemplo ropa. Pero de comer nada.
Al fin se me ocurre comprar algo hecho, comienzo a buscar mi billetera y no la encuentro, es que parece que salimos apurados de mi casa y yo me la dejé allá, en ella estaba la billetera, con mi dinero y mis tarjetas de crédito que me salvarían de aquel bochorno. Así es que tuve que salir caminando hasta mi casa a buscar mi cartera, no la encontraba, preguntaba a todos, parece que estaba Pachi allí durmiendo y le preguntaba si no había visto un bolsito de jean con manijas de cordones rojos (igualito a uno que en la realidad tuve de jovencita, soñé con mi bolsito!, es que me gustaba tanto...). Por fin recordé que lo había puesto debajo de mi almohada y encontré adentro mi billetera, parecía no tener mucho efectivo pero como tenía la tarjeta de débito podía pasar por la fábrica de pastas de ida a lo de mi mamá.
Al fin, después de recorrer las calles de mi barrio que se veía muy lindo porque se parecía más a la parte del barrio inglés que a ésta,. pero más bonito aún porque era como una pequeña villa en los Alpes o algo así, con calles empedradas, muy arboladas y casitas alpinas o las de los tiroleses, se me antojaba un paisaje semejante el que yo tenía que recorrer para llegar a lo de mi mamá nuevamente, a pedir comida por teléfono, allí cuando por fin parecía solucionarse todo y con mi billetera en la mano pero sintiendo que eran como las cuatro de la tarde y no le habíamos podido convidar ni con un mate a este hombre y sintiendo también la vergüenza de haberlo recibido en una casa toda desordenada donde no había ni una galletita para ofrecer, por fin me desperté, con una sensación rara de angustia por haber vivido una situación medio tonta pero de estres y creo que esto se debe a que yo siempre me siento así cada vez que alguien va a venir a mi casa. Siento que mi casa está mal, que no voy a poder atender bien a esa persona, que va a pensar mal de cómo tengo mi casa, de que no voy a tener en dónde servirles nada, en fin, es una situación en la que me siento bastante mal cuando viene gente, tiene que ver con mi agorafobia creo yo, no sólo no quiero salir de mi casa sino que tampoco quiero que venga nadie, en una palabra quiero que me dejen vivir en paz en mi casa y nada más.
Por ese motivo tengo sueños como el de anoche, yo sé muy bien que es por eso, porque anoche me acosté con la preocupación de lo que hay que hacer hoy porque viene esa chica y entonces todo lo descargué en ese sueño angustiante.
Así actúa mi psiquis, y la de la mayoría de las personas, solamente que yo las analizo y luego las escribo aquí para no olvidarme de mis sueños, porque sirve recordarlos y porque a veces son mucho más agradables que éste y me gusta leerlos porque ya los olvidé y es como una historia nueva que he vivido, aunque yo sé muy bien que sólo la viví... en sueños...
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